Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
EL SEÑORIO DE LOS INCAS



Comentario

Cómo fueron puestas las postas en este reino.


Era tan grande el reino del Perú, que mandaban los Incas lo ya muchas veces dicho desde Chile hasta Quito, y aún del río de Maule hasta el de Angasmayo; y si estando el rey en el un cabo destos hobiera de ser informado de lo que pasaba en el otro con quien anduviera por jornadas, aunque fueran grandes, fuera una cosa muy larga; porque, a cabo de haber andado mill leguas, ya sería sin tiempo lo que se había de proveer, si conviniera, o remediar otros negocios de gobernación. En fin, por esto e por en todo acertar a gobernar las provincias, los Incas inventaron las postas, que fue lo mejor que se pudo pensar ni imaginar; y esto a sólo Inca Yupanqui se debe, hijo que fue de Viracocha Inca, padre de Tupac Inca, según dél publican los cantares de los indios y afirman los orejones. No sólo lo de las postas inventó Inca Yupanqui, que otras cosas grandes hizo, como iremos relatando. Y así, desde el tiempo de su reinado, por todos los caminos reales fueron hechas de media legua a media legua, poco más o menos, casas pequeñas bien cubiertas de paja e madera, y entre las sierras estaban hechas por las laderas y peñascos de tal manera que fueron los caminos llenos destas casas pequeñas de trecho a trecho, como es dicho de suso. Y mandóse que en cada una dellas estuviesen dos indios con bastimentos y que estos indios fuesen puestos por los pueblos comarcanos y que no estuviesen estantes sino, de tiempo a tiempo que fuesen unos y viniesen otros. Y tal orden hobo en esto, que no fue menester más que mandarlo para nunca dejarlo de hacer mientras los Incas reinaron.

Por cada provincia se tenía cuidado de poblar las postas que caían en sus términos y lo mismo hacían en los desiertos campos y sierras de nieve los que estaban más cerca del camino. Y como fuese necesario dar aviso en el Cuzco o en otra parte a los reyes de alguna cosa que hobiese sucedido o que conviniese a su servicio, salían de Quito o de Tomebamba o de Chile o de Caranqui o de otra parte cualquiera de todo el reino, así de los llanos como de las sierras, y con demasiada presteza andaban al trote sin parar aquella media legua; porque los indios de allí ponían y mandaban estar, de creer es que serían ligeros y los más sueltos de todos. Y como llegaba junto a la otra posta comenzaba a apellidar al que está en ella y a le decir: "Parte luego y ve a tal parte y avisa desto y esto que ha acaecido, o desto y esto que tal gobernador hace saber al Inca". Y así, como el que está lo ha oído, parte con mayor priesa y entra, el que viene a descansar en la casilla y a comer y beber de lo que siempre en ella está, y el que va corriendo hace lo mesmo.

De tal manera se hacía esto que en breve tiempo sabían a trescientas leguas, y quinientas y ochocientas y más y menos, lo que había pasado o lo que convenía proveer y ordenar. Y con tanto secreto usaban de sus oficios éstos que residían en las postas, que por ruego ni amenaza jamás contaban lo que iban a avisar, aunque el aviso hobiese ya pasado adelante. Y por tales caminos, así de sierras ásperas como de montañas bravas, como de promontorios de nieves y secadales de pedregales llenos de abrojos y de espinas de mill naturas, van estos caminos, que se puede tener por cierto y averiguado que en caballos ligeros ni mulas no pudiera ir la nueva con más velocidad que estos correos de pie; porque ellos son muy sueltos, y andaba más uno de ellos en un día que anduviera en tres un correo a caballo o a mula; y no digo siempre un indio, sino como y de la orden quellos tenían, que era andar uno media legua y otro media legua. Y es de saber que nunca por tormenta ni por cosa que sucediese había de estar posta ninguna despoblada, sino en ella los indios que digo, los cuales antes que de allí se fuesen, eran venidos otros a quedar en su lugar.

Y por esta manera eran avisados los señores de todo lo que pasaba en todo su reino y señorío y proveían lo que más les parescía convenir a su servicio. En ninguna parte del mundo no se lee que se haya hallado tal invención, aunque sé que, desbaratado Xerxes el Grande, fue la nueva así, por hombres de pie, en tiempo breve. Y cierto fue esto de las postas muy importante en el Perú y que se ve bien por ello cuán buena fue la gobernación de los señores dél. Y hoy día están en muchas partes de las sierras, junto a los caminos reales, algunas casas déstas en donde estaban las postas y por ellas vemos ser verdad lo que se dice. Y aún también he visto yo algunos topos, que son, como atrás dije, a manera de mojones de términos, salvo que éstos de acá son grandes y mejor hechos, y era por donde contaban sus leguas y tiene cada uno legua y media de Castilla.